Explícame por qué he de contribuir al sostenimiento de escuelas privadas concertadas, que adiestran en idearios de conciencia privados y contratan docentes sin atender antes al mérito o capacidad que a su fe. Porque el salario de esos docentes sale del erario público, como sabrás o debes saber.
Explícame por qué he de contribuir contra mi voluntad al adoctrinamiento de TU hijo en TUS creencias personales en la escuela pública o de la instrucción en lo común a todos. Esos catequistas consentidos en la escuela pública, los designa tu obispo o pastor, pero son pagados con dinero de todos.
Explícame por qué tú puedes hacer un trasvase directo de fondos comunes de nuestra hacienda común a tu iglesia al hacer tu declaración fiscal. Te recuerdo que cuando asignas tributos a tu iglesia, lo haces desde la cuota íntegra de tu declaración, y eso ya es fondo o hacienda común, luego de todos. ¿No es un fraude?
Explícame por qué sueles ser uno de esos que claman contra la subvención a sindicatos y partidos políticos, unos oficialmente implicados en la defensa del derecho laboral (mejor o peor, por supuesto), otros oficialmente implicados, también mejor o peor, en la representación de la voluntad democrática soberana, mientras callas ante la subvención estatal a la iglesia católica y a su exención impositiva, cuando es una asociación de carácter estrictamente privado y representativa exclusivamente para los católicos.
A ver, explícame.
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