martes, 8 de mayo de 2012

Monsieur Hollande


En estos últimos años  hemos visto como los partidos socialistas europeos, o mejor dicho, las corrientes socialdemócratas y sus coaliciones han sido barrido del mapa político: Portugal, Italia, España, Grecia, etc.

Desde 2008 nueve países (en Grecia e Italia el relevo se produjo tras la renuncia de sus respectivos primeros ministros) han cambiado su Gobierno en Europa. Una circunstancia que produjo el ascenso de la derecha en su versión más neoliberal.

El hacer la misma política que la derecha gobernando contra los ciudadanos y a favor de los banqueros. El hacer una política “menos mala” que los otros tiene un precio, y ha sido muy alto para la llamada izquierda europea. Y el que quiera que aprenda y tome lecciones.

El triunfo de Hollande despierta grandes esperanzas. Son muchos ciudadanos que interpretan estos resultados como un cambio de rumbo en la UE y en la gestión de la crisis. Sólo el tiempo dirá cuál es el verdadero impacto en el viejo continente. Este cambio se basa, no sólo en la defensa de ajustar y controlar el déficit, sino también de poner en marcha planes de estímulo, apuesta por los eurobonos y que el BCE juegue otro papel bien distinto al actual.

Lo ocurrido el pasado domingo en la República francesa nos hace sentir esperanza en que se puede construir un discurso de salida a la crisis por la izquierda, diferente, sin acabar con los derechos conquistados por los trabajadores durante décadas. Sin copagos sanitarios,  recortes en educación, etc. Tenemos que volver a ondear el viejo lema  de buscar la imaginación, pero nunca dejarse llevar "por los mercados" que nadie sabe ni dónde ni quiénes son. 

Por último, no queremos pedirle al presidente electo francés una sociedad socialista igualitaria en cinco años, pero que al menos,  corrija los desmanes del capitalismo que asola Europa. 


Sin embargo, una victoria electoral de la izquierda española, aunque deseada para frenar las intenciones del poder económico de devolver a España a finales del siglo XIX, solo serían cuidados paliativos para este  cuerpo enfermo hispano. Al igual que pasará en Europa si la victoria socialista en Francia se consolida. España necesita una revolución democrática, aquella que nos usurparon en la Transición, y esta revolución democrática solo es posible con una nueva constitución que supere el Estado monárquico  heredado del franquismo.  Y en Europa, una  transformación profunda del concepto: justicia social.

Monsieur Hollande, no nos falles, que alguno por aquí nos falló y se tuvo que ir por la puerta de detrás.

¡Viva la República!

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