En estos últimos años hemos visto como los partidos socialistas
europeos, o mejor dicho, las corrientes socialdemócratas y sus coaliciones han
sido barrido del mapa político: Portugal, Italia, España, Grecia, etc.
Desde 2008 nueve países (en
Grecia e Italia el relevo se produjo tras la renuncia de sus respectivos primeros
ministros) han cambiado su Gobierno en Europa. Una circunstancia que produjo el
ascenso de la derecha en su versión más neoliberal.
El hacer la misma política que la
derecha gobernando contra los ciudadanos y a favor de los banqueros. El hacer
una política “menos mala” que los otros tiene un precio, y ha sido muy alto
para la llamada izquierda europea. Y el que quiera que aprenda y tome
lecciones.
El triunfo de Hollande despierta
grandes esperanzas. Son muchos
ciudadanos que interpretan estos resultados como un cambio de rumbo en la UE
y en la gestión de la crisis. Sólo el tiempo dirá cuál es el verdadero impacto
en el viejo continente. Este cambio se basa, no sólo en la defensa de ajustar y
controlar el déficit, sino también de poner en marcha planes de estímulo, apuesta por los eurobonos y que el BCE juegue
otro papel bien distinto al actual.
Lo ocurrido el pasado domingo en la República francesa nos
hace sentir esperanza en que se puede construir un discurso de salida a la
crisis por la izquierda, diferente, sin acabar con los derechos conquistados
por los trabajadores durante décadas. Sin copagos sanitarios, recortes en educación, etc. Tenemos que
volver a ondear el viejo lema de buscar
la imaginación, pero nunca dejarse llevar "por los mercados" que nadie
sabe ni dónde ni quiénes son.
Por último, no queremos pedirle
al presidente electo francés una sociedad socialista igualitaria en cinco años,
pero que al menos, corrija los desmanes
del capitalismo que asola Europa.
Sin embargo, una victoria
electoral de la izquierda española, aunque deseada para frenar las intenciones
del poder económico de devolver a España a finales del siglo XIX, solo serían
cuidados paliativos para este cuerpo enfermo hispano. Al igual que pasará
en Europa si la victoria socialista en Francia se consolida. España necesita
una revolución democrática, aquella que nos usurparon en la Transición, y esta
revolución democrática solo es posible con una nueva constitución que supere el
Estado monárquico heredado del franquismo. Y en Europa, una
transformación profunda del concepto: justicia social.
Monsieur Hollande, no nos falles, que alguno por aquí nos falló y se tuvo que ir por la puerta de detrás.
¡Viva la República!
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