“Enseñar a leer es encender fuego; cada sílaba que se
deletrea es una chispa”. Magdalena de Santiago Fuentes Soto (maestra 1876-1922).

El proyecto educativo de la II República,
fue un “adelantado de su tiempo”, es una
pena que un proyecto educativo y social tan avanzado como éste no llegara a
profundizarse por su brevedad. Quizás nos encontraríamos en la actualidad con
un país al mismo nivel que otros países europeos en cuanto a educación,
bienestar social y tolerancia. La guerra civil y la dictadura han lastrado
nuestra historia como una pesada losa, y además supusieron el fin de una
experiencia que significó una mejor educación para miles de niños. La República se encontró
con un país bastamente analfabeto y llevó adelante una escuela pública,
obligatoria, laica, mixta e inspirada en el ideal de la solidaridad humana.
Muchos de sus ideales estaban contenidos en la Institución Libre
de la Enseñanza.
Aquella escuela debía ser la piedra angular de la República. Para
instaurar un proceso democrático era necesario un pueblo alfabetizado. Sin
lugar a dudas, la mejor tarjeta de presentación republicana fue su proyecto
educativo.
Se proyectó la construcción de 27.000 escuelas en toda la
geografía española y la República
se propuso poner en ella a los mejores maestros. Estos estaban poco formados.
Es la República
la que eleva el Magisterio a carrera universitaria y mejora sustancialmente los
sueldos de los maestros. Del mismo modo, se inician los cursos de formación, a
cargo de los inspectores, para mejorar la capacitación de los docentes.
Se hizo del alumno el centro del proyecto pedagógico. Se le hizo protagonista de las clases y de su formación.
Se hizo del alumno el centro del proyecto pedagógico. Se le hizo protagonista de las clases y de su formación.
Fue una escuela en la que se educó a los niños atendiendo
a su capacidad, su actitud y su vocación, no a su situación económica. La educación
pública recibió financiación para ello, y eso era algo que la escuela privada
miró con recelo.
El
31 de agosto de 1931, Marcelino Domingo le pedía a Miguel de Unamuno,
presidente del Consejo de Instrucción Pública para que preparase una ley
que sustituyese a la obsoleta Ley de Moyano, que databa de 1857. El
Ministro le pedía al catedrático de la Universidad de Salamanca que la ley favoreciera
el establecimiento en España de la escuela única. El Consejo encargó a Lorenzo
Luzuriaga la redacción de un proyecto de ley basado en la escuela única. Según
este documento, la educación debía basarse en los siguientes principios:
- La educación pública es esencialmente una función del Estado.
- La educación pública debe ser laica.
- La educación pública debe ser gratuita, especialmente en la enseñanza primaria y media.
- La educación pública debe tener un carácter activo y creador.
- La educación pública debe tener un carácter social, por lo que se articulará un sistema de participación entre las representaciones sociales diversas y la escuela.
- La educación pública debe atender conjuntamente a los alumnos de uno y otro sexo, haciendo de la coeducación un principio pedagógico aplicable a todos los grados de la enseñanza.
- La educación pública constituye un sistema unitario.
- El profesorado de la educación pública constituye un todo orgánico. Siendo una la función educativa, uno debe ser también el profesorado, lo que significa que debe recibir una preparación equivalente, asumir un trabajo docente similar y análoga retribución.
Pero
todo esto quedó truncado con el triunfo de la “Cruzada”, y hoy sabemos que
fueron mas de mil los maestros y maestras fusilados, mas de 35.000 los
represaliados, depurados del magisterio, encarcelados, perseguidos, exiliados o
viviendo en condiciones penosísimas, dando clases particulares, ocultados para
que no les detectaran.
Con los
recortes en educación, el Partido Popular pretende retrotraernos en el tiempo a
las leyes educativas prerrepublicanas: menos maestros y quien tiene dinero se
educa. ¿Lo vamos a consentir?
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