Carillo dijo: "ninguna banda morada merece
la muerte de ningún español". Sin duda estaba tan contento de ser legal
que no se dio cuenta del pleno significado de su declaración, una especie de abdicación de los principios
democráticos de la república. Quizá sólo era una estrategia para indicar que
los comunistas no eran esos tipos con rabo y cuernos que olían a azufre como
correspondía a su origen infernal, tal y como el golpista, General Franco, se
había encargado de crear durante 40 años de lavado de cerebro bastante exitoso
lo que significaba.
¿Quién puede negarse a subscribir esta
declaración de convivencia pacífica? Nadie que sea un buen nacido; nadie que
sea un demócrata. Sólo los nacionalistas, cuyo espíritu fascista les hace
erigirse "salvadores del pueblo", tan totalitarios y absolutistas
como Luis XIV, el que dijo "El Estado soy yo".
La defensa del "Estado" o su búsqueda
para defenderlo y la defensa de "el pueblo", son las artimañas
preferidas por quienes no quieren representar "al ciudadano libre",
algo peligroso. El pueblo no piensa, el ciudadano sí; el pueblo busca un líder,
el ciudadano busca la justicia; al pueblo, se le engañan con discursos
prometiendo lo que no se pretende cumplir y, al estar todos juntos se creen que
¡cómo nos van a engañar a todos!, y precisamente por estar todos juntos es más
fácil engañarlos. Engañar a los ciudadanos no es tan fácil.
Son los que se sienten respaldados por los que no
van a las manifestaciones. Así de fácil es hacerse con el "respaldo del
pueblo". Decir que los que callan asienten, cuando lo más probable es que
a los que no les de asco les de miedo o la pereza del egoísmo les sujete el
culo a sus asientos.
Otros, más cucos pero de igual calaña, son ellos
los que no van a las manifestaciones. Eso no les impide decir que los que se
manifestaron, entre los que había tendencias de lo más variopinta, estaban
respaldando sus ideas, las que ni siquiera fue capaz de exponer en público.
¿Se acuerdan de las mayorías silenciosas de las
que hablaba Nixon? Fueron tan silenciosas que en el momento de votar se
quedaron calladitas y no le votaron.
La pregunta es, ¿cuántos están, sin embargo,
dispuestos a asesinar por la banda roja?
La respuesta la tuvimos hace un cuarto de siglo
en Atocha, por no poner citas más lejanas. La respuesta la hemos tenido en este
último cuarto de siglo en el País Vasco de España donde, simplemente amansados
por razones estratégicas – sigue habiendo miles de personas dispuestos a
asesinar por una bandera copiada de los ingleses – ridícula copia porque los
ingleses eran los que estaban atropellando a los irlandeses que, ellos sí,
habían sido invadidos.
La respuesta la hemos tenido en el 25-S donde,
menos asesinar a los ciudadanos, estos han sufrido de todo, malos tratos,
humillaciones, secuestros,…. Y todo en nombre de qué "de la Seguridad del Estado",
uno de estos nombres peligrosamente colectivos con los que se atropella a los
ciudadanos individuales; de la protección de una "democracia" que,
además de no tenerla, porque seguimos viviendo bajo la monarquía parlamentaria
del rey que nombró el dictador y que juró ¡poniendo a su Dios por testigo!,
sojuzgarnos bajo sus leyes inicuas.
Tenía razón Carrillo. No estamos dispuestos a
matar a nadie por una banda morada. No estamos dispuestos a llevar otras armas
que las manos desnudas ante los "grises", los "maderos",
los "azulones" o los del color que sea, que por mucho que se lo
cambien seguirán siendo iguales hasta que termine esta condenada transición
interminable de la monarquía franquista a la democracia, que dentro de poco,
¡sólo dos años!, en 2014 – todavía con Rajoy gobernando – cumplirá los mismos
39 años que duró Franco en la dictadura que este rey juró mantener en herencia
y dejársela a sus herederos sin contar nunca con nuestra opinión, que no se
atreve a pedirla: ¡la conoce! Eso, a muchos les daría vergüenza.
Si, realmente, esta dispuesto a
"sacrificarse por los españoles" debería promover la constitución de
una república democrática. Pero me temo que sólo lo está dispuesto a
"sacrificarse por España"; y tampoco de cualquier forma sino de un modo
muy especial: "prolongando la monarquía de que lo invistió el
dictador". Eso, también, a muchos les daría vergüenza. ¡Por eso somos
diferentes!
Vicente Vaamonde
Fuente: idearepublicana.com
Imprimir
No hay comentarios:
Publicar un comentario