Aun en medio de los sobresaltos que está produciendo el desplome de Bankia
en la economía y las finanzas de nuestro país, es evidente que desde la
ciudadanía española hay que reclamar la asunción de responsabilidades por parte
de los ejecutores de la política económica y financiera durante los últimos
años en España.
Este episodio, que no será el último, es absolutamente revelador de la forma
suicida de conducir a las entidades financieras por un callejón sin salida sin
más objetivo que una huida hacia adelante en la que las victimas vamos a ser
los contribuyentes españoles. Es mejor no dar cifras puesto que éstas aumentan
a velocidades increíbles a medida que la verdad va saliendo a la luz.
La mezcla de políticos ambiciosos, financieros codiciosos, supervisores
ciegos y auditoras indignas de tal nombre ha dado lugar a una monumental estafa
basada en el sector inmobiliario. La prima de riesgo asciende meteoricamente en
manos de los mismos especuladores que antes atizaron el incendio del ladrillo
español. El círculo virtuoso se rompió y se transforma en terrible apisonadora
que amenaza a la inmensa mayoría de ciudadanos que trabajó con honradez y pagó
sus impuestos hasta el último céntimo de euro.
Y sin embargo, los atracadores parecen irse de rositas en medio de un país
arrasado y económicamente en la postración para un largo periodo de tiempo.
Esto no puede ser así bajo ningún concepto si los ciudadanos nos queremos
seguir considerando como tales. Los responsables tienen nombre y apellidos y también
fortunas enormes acumuladas en forma de bonus, stock options y
pensiones multimillonarias. Diversos nombres para lo que se debe considerar el
botín de los atracadores.
Sobre este colectivo ha de caer la mano de una justicia dura e implacable.
Si nos permitimos una vez más que los sinvergüenzas que nos saquearon vuelvan a
salir impunes, los españoles habremos perdido mucho más de lo que ya nos están
arrebatando como el trabajo digno, las pensiones, la sanidad o la educación.
Habremos perdido la dignidad, y eso no tiene rescate posible.
Si Bankia y otras entidades van a ser publicas en la ruina, habrán de seguir
siendo públicas como instrumento para hacer crecer a este país desde unas bases
económicas sólidas y honestas en beneficio de TODOS (ver
nuestro documento sobre Banca Pública).
Pero los culpables de este atraco habrán de ser castigados y no bastan
comparecencias pactadas ni inútiles comisiones de investigación. La Justicia es la solución y
en los tribunales es donde deben sustanciarse las responsabilidades de aquellos
que han utilizado a las entidades financieras de nuestro país en su propio
beneficio dejando que las consecuencias de su caída recaigan sobre los ciudadanos
más desprotegidos.
Ramón García Hernández. Secretario de Organización y
responsable de la Comisión
de Economía y Mundo Laboral de Izquierda Republicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario