martes, 20 de noviembre de 2012

Franco, ¿fue o no fue un dictador?



Los ¿sabios? de la Real Academia de la Historia, de España que, ciertamente, tiene un crédito histórico que no se puede despreciar, dicen que no fue un dictador. Pero ya los romanos sabían que “humanum errare est”, es decir, “equivocarse es propio de los seres humanos”. Puesto que en la Real Academia de la Historia, de España, sus académicos son seres humanos, pueden errar, incluso pueden herrar, aunque para hacerlo con h se exige el concurso ajeno.

También está claro que a la Real Academia de la Historia, de España, no la asiste el Espíritu Santo. Son muchas las razones: 1.- no está demostrado que el tal Espíritu Santo exista; 2.- aunque existiera, no está demostrado que se dedique a asistir a nadie; 3.- aunque se dedicara a asistir a alguien tampoco está demostrado que el asistido sea susceptible de recibir semejante asistencia; etc., etc.

Por tanto, lo único demostrado es que: “humanum errare est”. En conclusión, es que es más que posible que los académicos de la Academia de la Historia, de España, hayan errado o herrado, asunto sobre el que no insistiremos, pues cualquiera de ambas opciones nos lleva a la misma conclusión.

Lo que no hay ninguna duda, pues es un hecho objetivo, es que el General Franco juró defender a la República que, para ese cometido, le reconocía el empleo de General de sus ejércitos, por el que cobraba regularmente todos los meses, y que no cumplió su juramento. Eso constituye un delito de perjurio, contemplado en el Código Penal vigente en aquellas fechas, con lo cual el General Franco fue, objetiva y legalmente hablando, un delincuente perjuro.

De lo que tampoco hay ninguna duda, pues es un hecho objetivo, es de que levantarse contra el poder democráticamente constituido y constitucionalmente establecido en la Constitución Republicana. Eso es un delito de sedición, contemplado en el Código Penal vigente en aquellas fechas, con lo cual el General Franco  fue, objetiva y legalmente hablando, un delincuente sedicioso.

De lo que tampoco hay ninguna duda, pues es un hecho objetivo, es de que levantarse contra el poder democráticamente constituido y constitucionalmente establecido en la Constitución Republicana con el apoyo de ejércitos extranjeros a los que ordenó, en pacto vil, asesinar a los españoles. Eso es un delito de traición, contemplado en el Código Penal vigente en aquellas fechas, con lo cual el General Franco  fue, objetiva y legalmente hablando, un delincuente traidor.

De lo que tampoco hay ninguna duda, pues es un hecho objetivo, es de que levantarse contra el poder democráticamente constituido y constitucionalmente establecido en la Constitución Republicana con el apoyo de los ejércitos extranjeros procedentes de dos potencias fascistas: la Alemania nazi y la Italia fascista, que negaban los derechos democráticos, inherentes a los seres humanos. Eso lo convirtió en un aliado de los fascistas y en un declarado violador de la democracia.

De lo que tampoco hay ninguna duda, pues es un hecho objetivo, es de que levantarse contra el poder democráticamente constituido y constitucionalmente establecido en la Constitución Republicana con el apoyo de un tercer ejército no militar, el que tiene en perpetuo pie de guerra el Estado del Vaticano, atropello de nuevo la Constitución Democrática al apoyarse en los creyentes que, igualmente no demócratas, atentaron contra la Constitución. Eso es un delito, por subordinarse a los mandatos de un Estado extranjero, contemplado en el Código Penal vigente en aquellas fechas, con lo cual el General Franco  fue, objetiva y legalmente hablando, un delincuente traidor.

Son muchas las pruebas de esta sumisión al Estado extranjero de las que ha hecho alarde a lo largo de toda su vida: declararse Caudillo de España por la Gracia de Dios, lo cual fue aceptado por el Jefe del Estado del Vaticano como un acto de sumisión a él; declarar que las leyes que él se inventó se sometían a los dictados por el Jefe del Estado del Vaticano; ser paseado bajo palio por dentro y fuera de las iglesias catedrales, que están bajo la jurisdicción del Jefe del Estado del Vaticano, lo cual fue un acto de respaldo al traidor, golpista, y violador de la Constitución Democrática; la declaración del Cardenal Gomá, Primado de España de que aquel genocidio era un Cruzada.

Además, al autorizar, cuando no promover el genocidio y, sobre todo, promulgar una ley declarando impunes todos los delitos de asesinato que constituyeron dicho genocidio porque sus víctimas fueron los republicanos y demócratas y no creyentes, cometió el delito de genocidio.

Haya sido o no un dictador; se cumplan o no las leyes de la herencia, fue un real y verdadero hijo de puta. Y si el Espíritu Santo dijera lo contrario, eso sólo demostraría que el tal se equivoca. Lo fue.

José do Pazo
 



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