La situación macroeconómica española, en un contexto global de
recesión, sigue sin ser entendida y diagnosticada con precisión por el
Gobierno de Rajoy, algo que tampoco supo hacer el anterior. Conviene,
por tanto, seguir enseñando a los que gobiernan que España está en plena
fase de lo que se denomina “recesión de balances”, es decir, un colapso
de los distintos sectores económicos provocado por un exceso de
endeudamiento privado, que está llevando al sector público a un nivel de
endeudamiento que puede llegar a ser explosivo.
Esta situación se pude observar en los siguientes gráficos:
La secuencia española, similar a la que está ocurriendo en EEUU, y UK
tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, es lo que se denomina
fase YIN del ciclo, es decir, los agentes (empresas y particulares)
comienzan a reducir drásticamente el consumo para repagar sus deudas, al
ahorro se incrementa, el desempleo aumenta con muchas fuerza, las
empresas no financieras dejan de invertir, destruyendo el capital
invertido, y las entidades financieras reducen masivamente el crédito
ante el incremento de la mora y el Estado trata de recapitalizar las
entidades a costa del contribuyente. El Estado deja de ingresar, el
déficit público se desboca y la deuda pública se eleva, por los
estabilizadores automáticos, y también cuando se decide transformar
deuda privada en deuda pública. Si el tipo de interés de la deuda supera
con amplitud al crecimiento del PIB nominal de la economía, nos
enfrentamos a un proceso de quiebra por explosividad del montante de
deuda.
Cuando una economía está en esta situación, solo la política fiscal
puede ayudar a que no se caiga en una espiral de recesión aún más
profunda. Es decir, vía incremento del gasto, rentas salariales o
inyección directa de renta a empresas y particulares. Por el contrario,
la política monetaria se torna irrelevante, por más que los bancos
centrales se empeñen en inundar de dinero el sistema bancario. Pero lo
que algunos desconocen, especialmente la corte liberal y neoclásica, es
que la demanda de dinero es una variable endógena, y no exógena, y que
la velocidad de circulación del dinero no es constante, y responden
ambas a la evolución de demanda efectiva, completamente deprimida por la
errónea política económica procíclica que impone la UE y servilmente
implementa el PP y antes el PSOE. El mejor ejemplo de esta regularidad
empírica es que EEUU, y en menor grado UK, han puesto en marcha un
proceso de expansión fiscal que está permitiendo crecer lo suficiente
para permitir a los agentes pasar la travesía de la recesión de
balances.
La respuesta de España a la fase YIN del ciclo, profunda recesión de
balances, es un proceso de consolidación fiscal sin precedentes
consagrado en unos Presupuestos Generales del Estado para 2013,
aprobados en solitario, en los que el gasto se reduce de forma notable,
especialmente el productivo y social, todo orientado a cumplir con un
déficit imposible, un 4,5% del PIB. Este recorte de gasto, junto a la
devaluación interna (salarios, pensiones, rentas en especie), van a
ahondar aún más la recesión en la que se ha instalado la economía
española. Una reducción del gasto en educación, casi un 82% desde 2008,
especialmente en educación compensatoria y becas, en sanidad (3,1%),
fomento (13,5%) y fomento de empleo (34,5%) y desempleo (6%), harán que
la fase de desapalancamiento privado sea aún más dolorosa, lanzando a
una gran parte de la población a la situación de desempleo y exclusión
social. El resultado inevitable es que lo que se incrementa con mucha
fuerza sean los intereses de la deuda pública, un 33,6%, frente a un
supuesto aumento del PIB nominal del 1%. Los resultados de esta política
miope y completamente equivocada se perciben nítidamente en los
resultados de la EPA del tercer trimestre de 2012. El empleo sigue
descendiendo, un 4,6%, el paro alcanza el máximo del 25% de la población
activa, la población activa sigue descendiendo y el empleo asalariado
indefinido continúa en caída libre. El Gobierno, y todos los españoles,
se darán de bruces con el incumplimiento de todas las previsiones de
ingresos y gastos, pudiéndose llegar a una caída del PIB del 2,0% en
2012 y un 2,5% en 2013. Con ello, el déficit público cerrará el
ejercicio del 7% este año, y en un 7,5% en 2013.
En suma, la pertinaz obstinación en una política económica
inadecuada, confiando en la política monetaria y en políticas de oferta
caducadas y fracasadas, siguen deshaciendo toda la construcción de una
sociedad medianamente justa y cohesionada, fruto del esfuerzo de las
políticas socialdemócratas de los 80. El desmantelamiento del sistema
público de protección social, la progresiva y creciente desigualdad
social impuesta, y la condena para una gran parte de la sociedad, no se
justifican por el cumplimiento del déficit público. Si éste -y el
anterior- gobierno hubiesen escuchado a muchos economistas alternativos,
podríamos haber podido parar la sangría del desempleo y haber ganado
tiempo para superar la recesión de balances. Pero la guerra cruenta ente
acreedores y deudores en Europa se va a saldar con más 20 millones de
desempleados en la UE, algo que alguien tendrá que explicar a las
generaciones futuras.
Alejandro Inurrieta *
(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral.
Fuente: http://www.cuartopoder.es
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