jueves, 17 de mayo de 2012

En honor a Marcrino Suárez


Cuando las ideas de una persona trascienden a su autor y estas se convierten en propiedad de la comunidad puede ocurrir, y de hecho ocurre, que gente nada afín a las mismas se quieran apropiar de las mismas.

Esto está ocurriendo con figuras como D. Manuel Azaña y otros próceres del republicanismo radical español; no sólo la derecha más rancia del Partido Popular, de manera vomitiva,  se atreve a usar su memoria en su provecho, Aznar proclamó que tenía "una profunda vocación azañista". 

Desde el otro extremo, desde la izquierda marxista, también reivindica su memoria e incluso su ideología, sin embargo a sus seguidores les tildan de “pequeños burgueses”.


Tal vez sea ya hora de decir basta y poner a cada uno en su sitio y decir como Don Quijote: « ¿Tropezáis con uno que miente? Gritadle a la cara: ¡Mentira! y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba? Gritadle: ¡Ladrón! y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías a quien oye toda una muchedum­bre con la boca abierta? Gritadles: ¡Estúpi­dos! y ¡adelante! ¡Adelante siempre!». - Miguel de Unamuno y Jugo - Vida de Don Quijote y Sancho (1904).

Vindicar desde la derecha como Aznar o desde la Izquierda como García Bilbao,  lo que representan las ideas de Azaña es, como poco, soez y zafio. Nada, absolutamente nada, tiene que ver el radicalismo de izquierdas con las propuestas económicas, políticas y sociales de la derecha española y, por descontado, con el marxismo leninismo, es decir, maoísmo.

Decía Macrino Suárez que «La Monarquía, para ser creíble, necesita un apellido. Tiene que ser parlamentaria, constitucional. Etimológicamente significa el poder absoluto del rey, lo demás es jabón para dejarlo pasar. Sin embargo, la República no necesita adjetivo». Cuando se le añade un apellido, se las desnaturaliza. «Como cuando con Franco se hablaba de democracia orgánica, o democracia popular con los comunistas. O cuando se habla de República islámica o popular. Eso indica que ya no es la República, es decir, que los representantes públicos son elegidos por el pueblo, sino que también es un modo de gobernación muy distinto».

En los últimos tiempos analizaba el panorama político español con la esperanza de que la República fuese la salida a la crisis, « él pensaba que no sólo era económica, sino también de conciencia cívica». Marcrino Suárez estaba convencido de que con el desarrollo de la partitocracia «lo que estamos viviendo con esta democracia monárquica son los intereses de los partidos, de dos partidos, que prevalecen sobre los intereses públicos y privados». Según su opinión, «los ciudadanos españoles ya no eligen a sus representantes, los eligen los partidos, y entonces yo creo que la República podría significar una regeneración de estos modos de gobernación». 

Es hora ya de decir “¡Estúpi­dos! y ¡adelante! ¡Adelante siempre!” Somos, como Azaña, como Marcrino, radical republicanos y nada tenemos que ver con esta gente.

"Radicalismo fue, es y seguirá siendo lucha contra los monopolios capitalistas, contra todas las formas de privilegio; radicalismo es reforma agraria, educación popular, acción antiimperialista y reforma universitaria; es defensa y promoción de los derechos económicos de los trabajadores; es derecho de huelga y organización sindical; es salario real y asistencia social; radicalismo es justicia y libertad en todas sus expresiones... “(Ricardo Balbín).


No hay comentarios:

Publicar un comentario