Sólo hay dos cosas que nunca vuelven
atrás, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida. Hoy, los republicanos
tenemos una oportunidad de oro para reafirmar nuestras ideas y afianzarnos en
la sociedad civil dando a conocer nuestras propuestas.
Hoy más que nunca, cuando cerca del 38%
de la población dice preferir, como forma de estado, una república en vez de
una monarquía. Hoy, repito, más que nunca necesitamos esa unidad para poder
mostrarnos tal y como somos.
Leía la pasada semana en la prensa, no
recuerdo la cabecera, algo así: “los comunistas quieren aprovechar la crisis
para instaurar la república”. La verdad es que no le presté mucha atención, sin
embargo, aunque la noticia en si es engañosa, me vino a la mente algo de lo que
en estos días hemos hablado e, incluso, algunos venimos diciendo desde hace
tiempo: la sociedad española (en su inmensa mayoría) equipara república con
comunismo, frentepopulismo, etc.
Es así, no nos engañemos creando
pretextos ridículos para calmar nuestros ánimos; es así por nuestra culpa,
consciente o inconsciente, pero nuestra con todas las de la ley.
Pensamos todos lo mismo, no separan
pequeños matices lingüísticos y un maremágnum de siglas, pero nos une una meta:
la República. Hora
es ya de poner en la balanza lo que nos separa y lo que nos une, el fracaso o
el esfuerzo y el trabajo. Si no salimos de nuestras particulares catacumbas
para ver la luz, la
República que vendrá será la de los antimonárquicos y no la
de los republicanos. Fijaos que grandísima diferencia, para ellos un fin, para
nosotros una meta.
No conocemos la oportunidad hasta que
ésta pasa por nuestro lado y la dejamos ir. Esto no nos puede pasar a nosotros, no podemos, ni debemos dejar pasar este tren,
nos lo reclama la sociedad, la misma a la que nos debemos, ya que somos
defensores a ultranza de la res publica, los asuntos del pueblo. Pensar que el
pueblo soberano asaltará, algún día, el palacio de Oriente, y vendrá a nosotros
a pedirnos, a rogarnos que dirijamos los destinos de una nueva nación es una
solemne estupidez. Si alguno de entre nosotros piensa así, que se vaya, este no
es su sitio, ni jamás lo será.
Tenemos que ser conscientes que las
oportunidades no se buscan, se aprovechan y hoy, ahora, debemos de aprovechar
ésta que se nos presenta. No podemos ser conformistas y creer que ya habrá
otra, porque nunca sabremos cuándo. Hoy el futuro del republicanismo español
pasa por la UNIDAD;
mañana, no hay mañana sólo el olvido.
Ante las disyuntiva planteada todos
tenemos clara la respuesta, entonces ¿qué nos para? ¿Qué nos da miedo? ¿Por qué
nos damos ese pequeño paso de gigantes? ¿A quien o quienes queremos engañar con
nuestro silencio? Os lo diré, a nosotros mismos; no hay agentes externos en
este temor, ni circunstancias insalvables, sólo pequeños temores y un falso
patriotismo de siglas.
Yo renuncio a mis siglas y renuncio al
programa de mi partido por la
UNIDAD, y sabéis por qué me permito ese lujo, pues porque no
hay diferencias, todos hablamos el mismo idioma ideológico. Es más, propongo el
elaboradísimo documento político de Izquierda Republicana como documento base
de esta discusión que estamos manteniendo.
‘creer, creer,
creer siempre
obstinadamente
en el sueño
increíble
en el canto no
escuchado
en la acción
irrealizable
en la meta
inalcanzable
en el goce no
sentido
de un triunfo no
alcanzado’.
El desafío es ser fieles a nuestra
identidad e historia radical, y de esta forma levantar los principios que nos
dieron origen.
“Queremos hacerlo sin sangre y sin
rencores, no a favor de un partido, sí a favor de un pueblo; queremos
anteponer, a los privilegios económicos, el derecho del individuo, pero nada
vamos a poder realizar, absolutamente nada, si primero no conseguimos el arma
más importante, que es el arma que todas las dictaduras niegan.”
“El marxismo dice ‘la libertad es un
prejuicio burgués’; el fascismo dice ‘la libertad es un cadáver putrefacto, el
Estado’. El neoliberalismo dice ‘la libertad no sirve para comer’. Nosotros
decimos que la libertad es lo único que sirve, que hay derecho de comer por el
hecho de haber nacido; que hay derecho de comer para conservar la vida, para
ennoblecerla con actos de cada mañana y de cada tarde, pero no vivimos para
comer, sino a la inversa” (Crisólogo Larralde, radical argentino).
¡Unidad!
¡Unidad!
¡Unidad!
Viva la República
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