martes, 28 de agosto de 2012

Creer


Sólo hay dos cosas que nunca vuelven atrás, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida. Hoy, los republicanos tenemos una oportunidad de oro para reafirmar nuestras ideas y afianzarnos en la sociedad civil dando a conocer nuestras propuestas.

Hoy más que nunca, cuando cerca del 38% de la población dice preferir, como forma de estado, una república en vez de una monarquía. Hoy, repito, más que nunca necesitamos esa unidad para poder mostrarnos tal y como somos.

Leía la pasada semana en la prensa, no recuerdo la cabecera, algo así: “los comunistas quieren aprovechar la crisis para instaurar la república”. La verdad es que no le presté mucha atención, sin embargo, aunque la noticia en si es engañosa, me vino a la mente algo de lo que en estos días hemos hablado e, incluso, algunos venimos diciendo desde hace tiempo: la sociedad española (en su inmensa mayoría) equipara república con comunismo, frentepopulismo, etc.

Es así, no nos engañemos creando pretextos ridículos para calmar nuestros ánimos; es así por nuestra culpa, consciente o inconsciente, pero nuestra con todas las de la ley.

Pensamos todos lo mismo, no separan pequeños matices lingüísticos y un maremágnum de siglas, pero nos une una meta: la República. Hora es ya de poner en la balanza lo que nos separa y lo que nos une, el fracaso o el esfuerzo y el trabajo. Si no salimos de nuestras particulares catacumbas para ver la luz, la República que vendrá será la de los antimonárquicos y no la de los republicanos. Fijaos que grandísima diferencia, para ellos un fin, para nosotros una meta.

No conocemos la oportunidad hasta que ésta pasa por nuestro lado y la dejamos ir. Esto no nos puede pasar a nosotros,  no podemos, ni debemos dejar pasar este tren, nos lo reclama la sociedad, la misma a la que nos debemos, ya que somos defensores a ultranza de la res publica, los asuntos del pueblo. Pensar que el pueblo soberano asaltará, algún día, el palacio de Oriente, y vendrá a nosotros a pedirnos, a rogarnos que dirijamos los destinos de una nueva nación es una solemne estupidez. Si alguno de entre nosotros piensa así, que se vaya, este no es su sitio, ni jamás lo será.

Tenemos que ser conscientes que las oportunidades no se buscan, se aprovechan y hoy, ahora, debemos de aprovechar ésta que se nos presenta. No podemos ser conformistas y creer que ya habrá otra, porque nunca sabremos cuándo. Hoy el futuro del republicanismo español pasa por la UNIDAD; mañana, no hay mañana sólo el olvido. 

Ante las disyuntiva planteada todos tenemos clara la respuesta, entonces ¿qué nos para? ¿Qué nos da miedo? ¿Por qué nos damos ese pequeño paso de gigantes? ¿A quien o quienes queremos engañar con nuestro silencio? Os lo diré, a nosotros mismos; no hay agentes externos en este temor, ni circunstancias insalvables, sólo pequeños temores y un falso patriotismo de siglas.
Yo renuncio a mis siglas y renuncio al programa de mi partido por la UNIDAD, y sabéis por qué me permito ese lujo, pues porque no hay diferencias, todos hablamos el mismo idioma ideológico. Es más, propongo el elaboradísimo documento político de Izquierda Republicana como documento base de esta discusión que estamos manteniendo.

‘creer, creer, creer siempre
obstinadamente
en el sueño increíble
en el canto no escuchado
en la acción irrealizable
en la meta inalcanzable
en el goce no sentido
de un triunfo no alcanzado’.


El desafío es ser fieles a nuestra identidad e historia radical, y de esta forma levantar los principios que nos dieron origen.

“Queremos hacerlo sin sangre y sin rencores, no a favor de un partido, sí a favor de un pueblo; queremos anteponer, a los privilegios económicos, el derecho del individuo, pero nada vamos a poder realizar, absolutamente nada, si primero no conseguimos el arma más importante, que es el arma que todas las dictaduras niegan.”

“El marxismo dice ‘la libertad es un prejuicio burgués’; el fascismo dice ‘la libertad es un cadáver putrefacto, el Estado’. El neoliberalismo dice ‘la libertad no sirve para comer’. Nosotros decimos que la libertad es lo único que sirve, que hay derecho de comer por el hecho de haber nacido; que hay derecho de comer para conservar la vida, para ennoblecerla con actos de cada mañana y de cada tarde, pero no vivimos para comer, sino a la inversa” (Crisólogo Larralde, radical argentino).

¡Unidad!

¡Unidad!

¡Unidad!

Viva la República


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