La opinión generalizada que tiene
la sociedad de nosotros, los republicanos, es la de ser una gente que viven en
la añoranza de algo que fue, que queremos cambiar al monarca por un presidente
y que nos dedicamos a excavar fosas. Todo eso es cierto, creemos que la
legalidad republicana fue subvertida por un cruento golpe de estado, deseamos
un presidente por jefe de Estado y queremos que nuestros muertos descansen en
una sepultura digna. Pero, si nos
quedáramos sólo ahí, seríamos merecedores de un ostracismo absoluto.
Ya lo decía Azaña “La
República cobijará
sin duda a todos los españoles; a todos les ofrecerá justicia y libertad; pero
no será una monarquía sin rey: tendrá que ser una República republicana,
pensada por los republicanos, gobernada y dirigida según la voluntad de los
republicanos.”
Sin embargo, se nos confunde, a
los radical-republicanos, con otras ideologías y banderas. Todas ellas
respetables, pero que no son las nuestras; nosotros sólo tenemos una bandera,
la tricolor; y una ideología, la misma que la de Azaña, Victoria Kent, Martínez
Barrio, José Giral, Manuel Torres Campaña, Álvaro de Albornoz, y un largo etc.:
El radicalismo republicano.
Podemos poner una larga lista de nombres de radicales fusilados, presos o exiliados por la dictadura franquista. Nuestra memoria está viva y en ella tendremos siempre presente a los miles de compañeros y compañeros que la engrosan.
Con esto queremos decir que
tenemos pasado y que lo vindicaremos siempre. A pesar de que otros quieran
apropiarse de las ideas y figuras de personajes como D. Manuel Azaña; no sólo
la derecha más rancia del Partido Popular, de manera vomitiva, se atreve
a usar su memoria en su provecho, Aznar proclamó que tenía "una profunda vocación azañista".
Desde el otro extremo, desde la
izquierda marxista, también reivindica su memoria e incluso su ideología, sin
embargo a nosotros, los radical-republicanos, nos tildan de “pequeños burgueses”.
Vindicar desde la derecha o desde
la izquierda social-comunista, lo que representan las ideas de Azaña es,
como poco, soez y zafio. Nada, absolutamente nada, tiene que ver el radicalismo
de izquierdas con las propuestas económicas, políticas y sociales de la derecha
española y, por descontado, con el marxismo, comunismo o socialismo.
Gran parte de la culpa de lo
expuesto es de nosotros mismo que no hemos sabido explicar a la ciudadanía
quiénes somos, o qué somos los radicales,
o qué nos diferencia de otros que también se denominan republicanos (y
lo son); Marcrino Suárez, ministro de economía en el gobierno republicano en el
exilio, aclaró esa diferencia al
definirnos como republicanos sin
apellidos: «La Monarquía, para ser creíble, necesita un apellido.
Tiene que ser parlamentaria, constitucional. Etimológicamente significa el
poder absoluto del rey, lo demás es jabón para dejarlo pasar. Sin embargo, la República no necesita
adjetivo». Cuando se le añade un apellido, se las desnaturaliza. «Como
cuando con Franco se hablaba de democracia orgánica, o democracia popular con
los comunistas. O cuando se habla de República islámica o popular. Eso indica
que ya no es la República,
es decir, que los representantes públicos son elegidos por el pueblo, sino que
también es un modo de gobernación muy distinto».
¿Pero quienes somos?
Esencialmente una gente que ante la pregunta "¿Monarquía o República?, responde ¡República, República siempre!
Me parece la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los
pueblos. Y en muchos casos la más adecuada a la situación de un país
específicamente considerado, verbigracia, España" (Clara Campoamor).
¿Qué queremos? Tenemos como eje
el bien común; entendemos que las libertades y derechos, que se reconozcan a
los ciudadanos no serán meramente formales, sino reales, es decir, contarán con
los medios necesarios para su realización, proporcionados por la República, puesto que
ese es su fin propio y específico.
Estos son nuestros pilares:
La
Libertad:
Entendida esta como no-dominación
o exposición del individuo a la interferencia arbitraria que suponga
sometimiento de su dignidad y voluntad.
En este sentido,
hacemos valer la necesidad de recordar con Aristóteles que no hay individuos
libres sino entre iguales, de tal forma que en la práctica hay que legislar la
igualdad siguiendo la máxima de Rousseau: nadie debe ser tan rico como para que
otros dependan de él, ni nadie tan pobre como para necesitar venderse a otros.
La Laicidad:
Los radical-republicanos creemos
en la virtud de la laicidad, que en realidad es la piedra angular de la
filosofía republicana. Los radical-republicanos hemos defendido la neutralidad
de las instituciones públicas, incluyendo la escuela -en lo que respecta a las
influencias sociales, filosóficas o religiosas-, lo que permite a todos a
seguir sus propios pensamientos.
La
Solidaridad:
La solidaridad ilumina toda la
acción de los radical-republicanos. De un hecho social, hacemos una exigencia
moral. Debe ser adquirida a través de la libre asociación y no por la fuerza.
Para fortalecer los lazos que existen entre el individuo y la sociedad, la política
debe estar guiada por la solidaridad como una realidad intangible y necesaria.
El Humanismo:
El hombre es la medida, el
propósito y la justificación de cualquier acción pública. Su desarrollo, que da
sentido al progreso y justifica el esfuerzo de una organización social, debe
guiar la acción pública.
La
Tolerancia:
La expresión y acción de los
republicanos se definen por la razón y la tolerancia. En el corazón de
cualquier proyecto republicano se expande la idea de la reconciliación.
El Universalismo:
Los Radical-republicanos tenemos
una concepción subjetiva de la nacionalidad, con base en la voluntad libremente
expresada de un futuro común y no en criterios de idioma, religión u origen
étnico o geográfico.
Por último, y por si alguien o
alguno nos sitúa a la derecha o en el centro político, decir que el "Radicalismo fue, es y seguirá siendo lucha
contra los monopolios capitalistas, contra todas las formas de privilegio;
radicalismo es reforma agraria, educación popular, acción antiimperialista y
reforma universitaria; es defensa y promoción de los derechos económicos de los
trabajadores; es derecho de huelga y organización sindical; es salario real y
asistencia social; radicalismo es justicia y libertad en todas sus
expresiones... “(Ricardo Balbín).
No se puede aplaudir en un comentario a un post en un blog, pero si se pudiera yo me dejaba las manos aplaudiéndote ¡Bravo! Se puede decir más alto pero no más claro. Yo estoy contigo, compañero.
ResponderEliminarSyR.