"Peligroso" ciudadano es detenido por la polica |
Lo que se leía en
las redes sociales a cerca de lo que estaba sucediendo en los aledaños del
Congreso de los Diputados en Madrid era sobrecogedor; las imágenes que nos
mostraban las distintas cadenas televisivas eran propias de otras en países
lejanos en donde la democracia brilla por su ausencia; lo que oíamos a través
de las ondas radiofónicas nos llevaba a idear una zona de confrontación bélica.
Pero no, era
aquí, en el democrático reino de España donde esto sucedía, en su capital y a
las puertas de nuestra cámara de representantes, lugar sacrosanto donde reside
nuestra democracia.
Evidentemente hay
dos versiones de lo ocurrido.
Una, la de la delegada del
Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes (cuyo marido
está “supuestamente” en busca y captura), defendiendo la actuación policial y las
cargas contra los manifestantes que se produjeron la tarde-noche de ayer en las
inmediaciones del Congreso de los Diputados.
Otra, la de los ciudadanos y ciudadanas
que participaron en dicha convocatoria en un ejercicio de democracia y
libertad. Ellos, nosotros, sólo quieren pedir cuentas a nuestros representantes,
que se nos escuchen, que gobiernen para todos nosotros y no para unos pocos, en
nuestro beneficio y no sólo en del gran capital.
Yo me quedo con esta última, porque ayer lo que nos transmitían desde
Madrid, es que miles de ciudadanos enfadados pero pacíficos estaban siendo
represaliados por la policía, con una brutalidad impropia de un Estado de
Derecho.
La pasada noche las fuerzas de seguridad
del Estado se olvidaron de su primer deber: proteger a los ciudadanos; ellos
son funcionarios, empleados del Estado al que sirven. Son los mismos a los que
este gobierno les ha recortado derechos y salario, los que se han manifestado
hace poco junto a los que, tal vez, ayer golpearon, reivindicando lo mismo que
ayer miles de gargantas pedían a las puertas del Congreso.
Por eso, mañana, cuando aparezca el
secretario general del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), José Manuel
Sánchez Fornet, pidiendo solidaridad para con sus compañeros por los recortes
sufridos, repetimos, cuando eso ocurra, debemos recordarle a este señor, que no
compañero, su defensa de que los agentes
antidisturbios que han protegido este martes el Congreso de los Diputados no se
identifiquen y actúen con «leña y punto».
No, “compañero” no, «leña y punto» no,
estamos en un estado de derecho y si un ciudadano le pide a un funcionario su
identificación, éste se la facilita y punto. Ni usted ni sus compañeros son los
“grises”, por mucho que algunos se empeñen en ello. Son funcionarios públicos,
servidores de la ley, personas a los que el resto de ciudadanos, nosotros, hemos
confiado nuestra seguridad. Por ello no son excusables actuaciones como la de
ayer, no vale lo de la “obediencia debida”.
Estamos en una democracia y podemos decir
que nuestros gobernantes han dejado de representarnos, que no queremos la
actual situación parlamentaria, podemos exigir lo que nos venga en gana porque
somos, mas que les pese, un pueblo libre.
También ayer, algún diputado del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) dijo que se sentía acosado, en lugar de ponerse del lado del débil, del
oprimido, del trabajador, del pobre, del obrero, del manifestante, del
sindicalista, de los que hasta ahora habían sido los suyos; al PSOE anoche se
le cayeron definitivamente la S y la O
de sus siglas, si es que aún quedaba algo.
Y entre tanto nuestro presidente haciéndose
fotos con los Obama, desdiciéndose en la ONU acerca de las bondades de la Alianza de Civilizaciones
y, por supuesto, vindicando Gibraltar. Tiene que ser la presidenta de Argentina
quien denuncie ante el pleno de dicha organización la actuación policial ayer
en Madrid.
Mira que si nos hacemos argentinos
Imprimir
No hay comentarios:
Publicar un comentario