miércoles, 26 de septiembre de 2012

25S. Mira que si nos hacemos argentinos



"Peligroso" ciudadano es detenido por la polica

Lo que se leía en las redes sociales a cerca de lo que estaba sucediendo en los aledaños del Congreso de los Diputados en Madrid era sobrecogedor; las imágenes que nos mostraban las distintas cadenas televisivas eran propias de otras en países lejanos en donde la democracia brilla por su ausencia; lo que oíamos a través de las ondas radiofónicas nos llevaba a idear una zona de confrontación bélica.

Pero no, era aquí, en el democrático reino de España donde esto sucedía, en su capital y a las puertas de nuestra cámara de representantes, lugar sacrosanto donde reside nuestra democracia. 

Evidentemente hay dos versiones de lo ocurrido.

Una, la de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes (cuyo marido está “supuestamente” en busca y captura), defendiendo la actuación policial y las cargas contra los manifestantes que se produjeron la tarde-noche de ayer en las inmediaciones del Congreso de los Diputados.

Cifuentes ha respaldado "absolutamente" esta respuesta a los manifestantes, es más, ha felicitado a la policía por su respuesta. "Respaldo absolutamente. Quiero además felicitar a la Policía Nacional porque ayer demostraron su profesionalidad en circunstancias muy difíciles", ha declarado en una entrevista en RNE a primera hora de la mañana. Según la delegada, la policía "recibió un ataque desproporcionado" con lanzamiento de "piedras, tornillos, botellas" y otros objetos. Cifuentes, que ayer comparó la convocatoria con el golpe de Estado del 23-F.

Otra, la de los ciudadanos y ciudadanas que participaron en dicha convocatoria en un ejercicio de democracia y libertad. Ellos, nosotros, sólo quieren pedir cuentas a nuestros representantes, que se nos escuchen, que gobiernen para todos nosotros y no para unos pocos, en nuestro beneficio y no sólo en del gran capital. 

Yo me quedo con esta última, porque ayer lo que nos transmitían desde Madrid, es que miles de ciudadanos enfadados pero pacíficos estaban siendo represaliados por la policía, con una brutalidad impropia de un Estado de Derecho.

La pasada noche las fuerzas de seguridad del Estado se olvidaron de su primer deber: proteger a los ciudadanos; ellos son funcionarios, empleados del Estado al que sirven. Son los mismos a los que este gobierno les ha recortado derechos y salario, los que se han manifestado hace poco junto a los que, tal vez, ayer golpearon, reivindicando lo mismo que ayer miles de gargantas pedían a las puertas del Congreso. 

Por eso, mañana, cuando aparezca el secretario general del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, pidiendo solidaridad para con sus compañeros por los recortes sufridos, repetimos, cuando eso ocurra, debemos recordarle a este señor, que no compañero, su defensa de  que los agentes antidisturbios que han protegido este martes el Congreso de los Diputados no se identifiquen y actúen con «leña y punto».

No, “compañero” no, «leña y punto» no, estamos en un estado de derecho y si un ciudadano le pide a un funcionario su identificación, éste se la facilita y punto. Ni usted ni sus compañeros son los “grises”, por mucho que algunos se empeñen en ello. Son funcionarios públicos, servidores de la ley, personas a los que el resto de ciudadanos, nosotros, hemos confiado nuestra seguridad. Por ello no son excusables actuaciones como la de ayer, no vale lo de la “obediencia debida”. 

Estamos en una democracia y podemos decir que nuestros gobernantes han dejado de representarnos, que no queremos la actual situación parlamentaria, podemos exigir lo que nos venga en gana porque somos, mas que les pese, un pueblo libre.

También ayer, algún diputado del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dijo que se sentía acosado, en lugar de ponerse del lado del débil, del oprimido, del trabajador, del pobre, del obrero, del manifestante, del sindicalista, de los que hasta ahora habían sido los suyos; al PSOE anoche se le cayeron definitivamente la S y la O de sus siglas, si es que aún quedaba algo.

Y entre tanto nuestro presidente haciéndose fotos con los Obama,  desdiciéndose en la ONU acerca de las bondades de la Alianza de Civilizaciones y, por supuesto, vindicando Gibraltar. Tiene que ser la presidenta de Argentina quien denuncie ante el pleno de dicha organización la actuación policial ayer en Madrid.

Mira que si nos hacemos argentinos



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