viernes, 21 de septiembre de 2012

El mundo según Adelson



La casa siempre gana. El rey midas que pretende venir a darle empleo a media España sabe jugar sus cartas allá donde establece sucursales de su imperio.

Sheldon Adelson prometió gastarse hasta cien millones de su fortuna para aupar a Mitt Romney a la Casa Blanca. Y si el republicano llega a la Presidencia de Estados Unidos, su apuesta podría depararle una ganancia de dos mil millones de dólares gracias a los posibles cambios en las leyes de impuestos. Eso defiende un estudio realizado por la organización progresista Center for American Progress Action Fund, basándose en los pocos detalles que la campaña Romney ha ofrecido sobre su futura política fiscal.

Y eso que Romney no era su primera opción. Adelson financió durante meses, con más de veinte millones
de dólares, la campaña de primarias de su amigo Newt Gingrich, locuaz ex-presidente de la Cámara de Representantes que proponía, entre otras cosas, que los niños de bajos recursos con padres sin empleo trabajaran a tiempo parcial aunque fuera de ayudante de recepcionista o limpiador en la escuela. El propio Gingrich me reiteró esta idea en una rueda de prensa el pasado diciembre:

“Y si tomáramos a los niños en peligro de abandono escolar y les dijéramos ‘si sigues en la escuela, te daremos un trabajo de tres o cuatro horas al día y te dejaremos trabajar después de la escuela. Y tendrás dinero para hacer cosas’. Esto se llama América. Así es como la gente avanza en América. Aprenden a trabajar”.

Es el tipo de ideas que financia el multimillonario Adelson, además de una lealtad acérrima al Estado de Israel (sobre todo si es Benjamin Netanyahu quien está al frente), país del que proviene su mujer, y al que lleva frecuentemente a delegaciones de legisladores republicanos. Adelson paga. Además, allí es dueño del periódico gratuito Israel HaYom.

De acuerdo con diferentes reportajes de prensa aparecidos durante los últimos años, a golpe de talonario, Adelson ha comprado voluntades, manejado gobiernos y retorcido leyes existentes para beneficio de sus intereses. Uno de los artículos más exhaustivos, éste del semanario The New Yorker, que relata los favores concedidos por las autoridades chinas para ampliar su imperio de casinos en Macao, su aversión por los sindicatos y su influencia en la política estadounidense y en la israelí.

No suele conceder entrevistas, pero en una a la revista Forbes en febrero, Adelson justificaba sus generosas contribuciones a los Super PAC (organizaciones que financian campañas políticas y que no están sujetas a los límites de contribuciones que estipulan las leyes de Estados Unidos) republicanos diciendo esto: “Lo que me da miedo es la continuación de la economía de estilo socialista que hemos estado viviendo durante casi cuatro años. Me da miedo porque la redistribución de la riqueza es el camino a más socialismo y a más gobierno controlador de la vida de las personas”. 

El gobierno madrileño se lanza a los brazos de un magnate de dudosa reputación que, además, está siendo investigado por la Comisión del Mercado de Valores (Securities and Exchange Comission) y por el Departamento de Justicia estadounidenses. La razón: presuntos sobornos a nivel internacional. También la oficina en Los Angeles de la Fiscalía Federal tiene a la corporación Las Vegas Sands bajo investigación por supuestas violaciones de las leyes de lavado de dinero, de acuerdo a un artículo de agosto del periódico Wall Street Journal.

En España, el Gobierno de la Comunidad de Madrid anuncia que aceptarán las condiciones que imponga Adelson, que en principio sólo pretende aportar el 35% de la inversión y que está exigiendo ventajas fiscales, además de querer saltarse leyes como la del tabaco.

Con su ultra-capitalismo, Adelson llega a esta nueva españa- intervenida, arrodillada y con minúsculas- en venta al mejor postor y dispuesta a jugarse su débil democracia a la ruleta rusa.

Y promete construirnos su EuroVegas: una Venecia de cartón piedra en Torrejón, Paracuellos o Alcorcón.

Ojala no nos ahoguemos en sus fétidos canales.

JUAN MANUEL BENÍTEZ

 


Fuente: cuertopoder.es

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