Cuando la crisis ahoga, la capacidad de inventiva
se agudiza y uno se agarra a cualquier resquicio legal para salir a flote. Eso
es una cosa. Pero el problema viene cuando el bote salvavidas se compra a
cualquier precio. En este caso 3
libras (3,82 euros) al día. Ésta es la cantidad que
están recibiendo los presos de una cárcel de Gales por su trabajo en el
centro de llamadas de Becoming Green, una empresa de energías renovables
británica que ha visto en el plan de reinserción del gobierno la mina de oro para
despedir a sus empleados y cubrir sus puestos de trabajo por mano de obra
esclava que, al acabar su jornada, regresa a su celda habiendo cobrado sólo el
6% del salario mínimo. La polémica está servida.
El Ministerio de Justicia británico -que el año
pasado aprobó este plan con la intención, dijo, de que los reclusos reciban
formación y así les sea más fácil encontrar empleo al terminar su condena- ha
confirmado este mes que decenas de presos de Prescoed en Monmouthshire, un
centro penitenciario situado en el sur de Gales, han realizado lo que
eufemísticamente llaman un “periodo de prácticas” durante al menos dos meses a
razón de 51 céntimos de euro la hora.
El tiempo de formación de los presos, en
principio, es de 40 días hábiles, pero el ministerio de Justicia ha confirmado
que no hay límite estipulado y que es decisión de empresarios alargarlo
cuanto crean necesario.
En enero – cuando se presentaron los planes para
pasar de 10.000 a
20.000 “reclusos trabajadores” en menos de 10 años- los sindicatos ya
advirtieron de los riesgos de la medida señalando que la idea no podía
dejar a la gente sin empleo. Ni mucho menos esclavizar a nadie. A Andy
Richards del sindicato Unite, uno de los más importantes de las islas,
explotar a prisioneros le parece un planteamiento sacado de un cuento de
Charles Dickens. “No sólo me parece inmoral, sino además creo que es algo
que perjudica a la fuerza laboral de Gales y su economía”, señaló.
En un comunicado el Ministerio de Justicia se
justifica así: “Las actuaciones del Prescoed están estrechamente ligadas con la
empresa, el servicio de libertad condicional, las autoridades locales y los
grupos comunitarios para asegurar que cualquier impacto en la mano de obra
local se reduce al mínimo”. Con todo recalcó que “sería algo muy grave si se
comenzaran a reemplazar las oportunidades de empleo para las personas que
respetan la ley”.
El Gobierno señala que los reclusos que
cobran por encima del salario mínimo (a años luz del 6% que recibe el grueso
presos del plan) deben pagar el 40% de sus ingresos al fondo de víctimas.
Actualmente, tres de los reclusos podrían estar bajo estas condiciones, ya que
desempeñan puestos de encargado.
Al conocer la noticia, el personal de prisiones
se ha echado las manos a la cabeza. Están a favor de dar a los reclusos una
nueva oportunidad, pero no así, pues normalmente ya tienen que afrontar
numerosos problemas en sus procesos de reinserción para que ahora, además, el
resto de los empleados les miren como amenaza para conservar sus puestos. Para
Steve Gillan, secretario general de la Asociación de Funcionarios de Prisiones, la
situación es “completamente inaceptable. Con esto los empresarios deben
estar frotándose las manos y los accionistas deben reírse cada vez que les toca
ir al banco”.
Los trabajadores de Becoming Green -que estos
días han hablado con la prensa de manera anónima por miedo represalias-
explican que entienden que los reclusos no tienen la culpa de los que está
pasando, pero reconocen que hay tensiones porque unos temen ser reemplazados y
los otros sienten impotencia al recibir sólo tres libras por desempeñar el
mismo trabajo que el compañero de al lado.
En un comunicado, la compañía se justifica en el
estilo olímpico tan propio del país este año: “las empresas deben tener una
responsabilidad social". “Este trabajo permitirá a los prisioneros
reintegrarse en la sociedad y les ayudará a no tener la necesidad de volver a
delinquir. Al trabajar, los presos pueden tener una vía de cambiar potencialmente
sus vidas y pagar a las víctimas de la delincuencia en lugar de ser
improductivos en la cárcel".
Celia Maza.
Fuente: http://www.elconfidencial.com
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