Feijóo es más presidente con menos votos. El líder del PP gallego ha
conseguido tener tres escaños más que en 2009, pero se ha dejado más de 130.000
votos en estos últimos tres años. Su victoria ha sido clara sobre todo por el
estado raquítico en el que se encuentra el PSOE, pero no por méritos propios.
Incluso se deja cuatro veces más votos de los que perdió Fraga cuando el
bipartito le arrebató la
Presidencia de la
Xunta en 2005. Cierto es que entonces el PSOE ganó un 66% más
de votos. ¡Qué tiempos!
El PSOE sigue en caída libre. Tras el espejismo que supusieron las
elecciones andaluzas y asturianas, los socialistas siguen cavando su agujero.
En Galicia han perdido siete escaños, pero se han dejado casi la mitad de los
votos. Y la entrada de Bildu en el País Vasco podría explicar la pérdida de la lehendakaritza,
pero desde luego, por sí sola, no explica que 100.000 vascos hayan retirado su
voto a Patxi López. La crisis ya no vale para explicar la situación del PSOE y
menos aún que, con la que está cayendo, los ciudadanos desconfíen más de
Alfredo Pérez Rubalcaba que de Mariano Rajoy.
Se busca referente para la izquierda. En un país con un 20% de los
ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza, parecería lógico que la mayoría
de la población sea de izquierdas. El problema es que se identifica al PSOE
como el principal partido de izquierdas, pero éste se empeña en no comportarse
como tal, y como consecuencia, muchos ciudadanos se jactan de no ser “ni de
izquierdas, ni de derechas”. Sin embargo, cuando el discurso es claro y se
dicen las verdades del barquero (cambiar el marco socioeconómico o el
sufrimiento que causan las políticas neoliberales entre quienes más sufren), el
resultado es claro. Lo han demostrado las dos novedades en estos comicios:
EH-Bildu y Alternativa Galega de Esquerda.
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