viernes, 19 de octubre de 2012

Guerracivilismo

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Guerracivilismo es el término usualmente usado por la derecha española, heredera del franquismo, para reprochar a los descendientes de las víctimas de la represión del dictador, que exijan justicia, respeto, reconocimiento, digna sepultura a sus muertos, memoria histórica o cualquier forma de reproche o repudio al genocida, Francisco Franco.

Que en España, desde el Partido Popular, no solo se defiende, sino que se idolatra la figura de Franco, es un hecho objetivo que recogen a la perfección Los Genoveses en esta entrada. Decenas de ejemplos de cargos electos populares que defienden, que reparten honores y que añoran los tiempos de extraordinaria placidez que vivían con Franquito.

Ayer, en la Asamblea de Madrid, Tomás Gómez, en defensa de nuestros mayores, los que ahora están viendo como después de una vida de cotizar a la Seguridad Social, de sostener el Sistema Público de Salud, se les cobran los medicamentos, las prótesis, la ambulancia, la sillas de ruedas… utilizó una expresión que ha levantado ampollas en la caverna: ”Los abuelos de ustedes robaron a millones de españoles su infancia y ustedes, que son sus nietos, pretenden robarles la jubilación

Tras la airada reacción de propios y extraños, me paro a reflexionar unos minutos y lo primero que me viene a la cabeza son una serie de hechos objetivos que se dan en nuestra joven democracia:

  • El Partido Popular tiene su origen en Alianza Popular, partido que fue formado por un grupo de Ministros de Francisco Franco. Hecho objetivo número 1.
  • El Partido Popular está integrado, en su cúpula, por hijos y nietos de los hombres más destacados del Régimen. Hecho objetivo número 2.
  • El Partido Popular ha impedido el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica que pretendía dignificar a las víctimas del dictador sin exigir responsabilidades penales por los crímenes de la dictadura, llegando incluso a la inhabilitación del Juez que se atrevió a investigar los crímenes del franquismo, Baltasar Garzón. Hecho objetivo número 3.
Ahora voy a entrar en los hechos subjetivos, en mi opinión al respecto, por la que seré inmediatamente llamada guerracivilista y reabridora de heridas y traidora a la democracia, pero es lo que siento y así lo digo:
En España no tuvimos un juicio de Nuremberg donde se aclarara la participación, durante 40 años, en la represión franquista, de los que luego fueron padres de la Constitución, figuras destacadas de la Transición y prohombres de España. Eso significa que los únicos que fuimos generosos y que conformamos ese espíritu de la Transición fuimos los hombres y mujeres de izquierdas. Los que teníamos razones para pedir justicia y venganza y renunciamos a ello para favorecer la llegada pacífica de la democracia.

Las decisiones que se tomaron, por la izquierda en aquellos años 70, se hicieron bajo la coacción y la amenaza de una nueva Guerra Civil entre españoles si se exigían represalias contra los que habían cometido delitos contra la Humanidad. Yo nací en el 72 y no me siento obligada por ese tan cacareado espíritu de la Transición. Yo no tengo miedo a reabrir las heridas que realmente nunca se han cerrado, ¿alguno de vosotros cree que el que tiene un padre o un abuelo enterrado en una cuneta, fusilado en una tapia de un cementerio, desaparecido o exiliado siente que sus heridas se cerraron con el borrón y cuenta nueva? Yo quiero que se haga justicia, que se limpie la memoria de los hombres y mujeres buenos que dieron su vida por la República, que se elimine el nombre del dictador de calles y plazas de España, que se mire a Alemania y su tratamiento al nazismo como ejemplo a seguir.

Decir que eso pasó hace muchos años y que no interesa a nadie es lo que nos ha traído la vergüenza que supone que muchos de nuestros mayores, los que en el 36 se mantuvieron del lado de la democracia, de la constitución, de la legalidad vigente, hayan muerto sin obtener una reparación, ni siquiera moral. Recuerdo la dignidad de una víctima, María Martín que a sus 81 años empezaba su declaración con un hilo de voz diciendo: “a mi madre la mataron en el 36″, y se preguntaba si el Supremo quiere que esperen 75 años más.
Decir que en España ahora tenemos problemas más graves que los de preocuparnos de la Memoria Histórica, es lo mismo que cuando se decía que para qué preocuparnos de las desigualdades sociales aquí si en África había gente muriendo de hambre. Que haya muchos problemas y de distinta gravedad, no justifica el abandono al que hemos sometido durante 30 años a las víctimas del franquismo.

Ahora ya podéis llamarme guerracivilista, lejos de sentirme insultada, me sentiré honrada.

Martu Garrote

Fuente: http://martuniki.wordpress.com


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