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Guerracivilismo es el término usualmente
usado por la derecha española, heredera del franquismo, para reprochar a
los descendientes de las víctimas de la represión del dictador, que
exijan justicia, respeto, reconocimiento, digna sepultura a sus muertos,
memoria histórica o cualquier forma de reproche o repudio al genocida,
Francisco Franco.
Que en España, desde el Partido Popular,
no solo se defiende, sino que se idolatra la figura de Franco, es un
hecho objetivo que recogen a la perfección Los Genoveses en
esta entrada. Decenas de ejemplos de cargos electos populares que
defienden, que reparten honores y que añoran los tiempos de
extraordinaria placidez que vivían con Franquito.
Ayer, en la Asamblea de Madrid, Tomás
Gómez, en defensa de nuestros mayores, los que ahora están viendo como
después de una vida de cotizar a la Seguridad Social, de sostener el
Sistema Público de Salud, se les cobran los medicamentos, las prótesis,
la ambulancia, la sillas de ruedas… utilizó una expresión que ha
levantado ampollas en la caverna: ”Los
abuelos de ustedes robaron a millones de españoles su infancia y
ustedes, que son sus nietos, pretenden robarles la jubilación“
- El Partido Popular tiene su origen en Alianza Popular, partido que fue formado por un grupo de Ministros de Francisco Franco. Hecho objetivo número 1.
- El Partido Popular está integrado, en su cúpula, por hijos y nietos de los hombres más destacados del Régimen. Hecho objetivo número 2.
- El Partido Popular ha impedido el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica que pretendía dignificar a las víctimas del dictador sin exigir responsabilidades penales por los crímenes de la dictadura, llegando incluso a la inhabilitación del Juez que se atrevió a investigar los crímenes del franquismo, Baltasar Garzón. Hecho objetivo número 3.
Ahora voy a entrar en los hechos
subjetivos, en mi opinión al respecto, por la que seré inmediatamente
llamada guerracivilista y reabridora de heridas y traidora a la
democracia, pero es lo que siento y así lo digo:
En España no tuvimos un juicio de
Nuremberg donde se aclarara la participación, durante 40 años, en la
represión franquista, de los que luego fueron padres de la Constitución,
figuras destacadas de la Transición y prohombres de España. Eso
significa que los únicos que fuimos generosos y que conformamos ese
espíritu de la Transición fuimos los hombres y mujeres de izquierdas.
Los que teníamos razones para pedir justicia y venganza y renunciamos a
ello para favorecer la llegada pacífica de la democracia.
Las decisiones que se tomaron, por la
izquierda en aquellos años 70, se hicieron bajo la coacción y la amenaza
de una nueva Guerra Civil entre españoles si se exigían represalias
contra los que habían cometido delitos contra la Humanidad. Yo nací en
el 72 y no me siento obligada por ese tan cacareado espíritu de la
Transición. Yo no tengo miedo a reabrir las heridas que realmente nunca
se han cerrado, ¿alguno de vosotros cree que el que tiene un padre o un
abuelo enterrado en una cuneta, fusilado en una tapia de un cementerio,
desaparecido o exiliado siente que sus heridas se cerraron con el borrón
y cuenta nueva? Yo quiero que se haga justicia, que se limpie la
memoria de los hombres y mujeres buenos que dieron su vida por la
República, que se elimine el nombre del dictador de calles y plazas de
España, que se mire a Alemania y su tratamiento al nazismo como ejemplo a
seguir.
Decir que eso pasó hace muchos años y que
no interesa a nadie es lo que nos ha traído la vergüenza que supone que
muchos de nuestros mayores, los que en el 36 se mantuvieron del lado de
la democracia, de la constitución, de la legalidad vigente, hayan
muerto sin obtener una reparación, ni siquiera moral. Recuerdo la
dignidad de una víctima, María Martín
que a sus 81 años empezaba su declaración con un hilo de voz diciendo:
“a mi madre la mataron en el 36″, y se preguntaba si el Supremo quiere
que esperen 75 años más.
Decir que en España ahora tenemos
problemas más graves que los de preocuparnos de la Memoria Histórica, es
lo mismo que cuando se decía que para qué preocuparnos de las
desigualdades sociales aquí si en África había gente muriendo de hambre.
Que haya muchos problemas y de distinta gravedad, no justifica el
abandono al que hemos sometido durante 30 años a las víctimas del
franquismo.
Ahora ya podéis llamarme guerracivilista, lejos de sentirme insultada, me sentiré honrada.
Martu Garrote
Fuente: http://martuniki.wordpress.com
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