miércoles, 17 de octubre de 2012

Federalismo, nuestra respuesta



El pasado día 11 de septiembre se produjo una movilización sin precedentes en Barcelona, que modificó las líneas políticas no solamente de Cataluña, sino las de España en su conjunto. 

No tiene sentido el ignorarla, minimizarla o justificarla creyendo que muchos de los manifestantes no eran propiamente independentistas, que estaban allí como protesta por la crisis, recortes sanitarios, etc. Lo que, por otro lado, puede ser cierto; quizás sólo un porcentaje indeterminado de los que asistieron a las movilizaciones, a la hora de verdad, no votarían a favor de la independencia; pero no es menos cierto que el lema de la convocatoria era inequívoco, y que la totalidad de los asistentes sabían a lo que iban, y no se sienten incómodos, sino más bien complacientes, con la idea de la independencia.

Es necesario reconocer que, sean cuales sean las causas, una base amplísima del espectro social del catalanismo se ha desplazado claramente hacia posiciones independentistas; ya no se puede seguir pensando que el independentismo es y será siempre una opción minoritaria. Ya se trata de una ola creciente. 

Creemos que la mayoría del pueblo español ha reaccionado ante la gran manifestación de Barcelona con sorpresa, admiración y respeto. Otros, los de siempre,  han exhibido posturas más o menos destempladas. Después de siglos ignorando u ocultando el problema catalán, o intentando barrerlo debajo de la alfombra, muchos parecen haber despertado de su bello sueño de la “nación española única e indivisible” y se han topado de bruces con la dura realidad. Es curioso que ahora oigamos hablar de estado federal (como mal menor) a muchos que nunca habían aceptado ni siquiera el estado de las autonomías.

La postura oficial de Artur Mas, de reclamar el “pacto fiscal” y al mismo tiempo apuntarse a la locomotora en marcha de la independencia, nos parece irresponsable y contradictoria. Con su convocatoria electoral, en un alarde de oportunismo político, ha conseguido que todos los problemas surgidos durante su mandato, en el mejor de los casos,  pasen a un segundo plano, o en el peor se olviden. Ya nadie, excepto unos pocos, habla de su gestión; de los recortes habidos en sanidad, cultura, educación, comunicaciones, etc.

Sin embargo, muchos españoles, en un ejercicio de mirar la paja del ojo ajeno y no ver la viga en el propio, estigmatizan el nacionalismo catalán olvidándose de que ellos mismos caen en el nacionalismo de tipo contrario: el nacionalismo español excluyente. . Es decir, en la negación permanente, miope y suicida de la realidad catalana y de otros pueblos de España.

España no ha resuelto satisfactoriamente el problema del plurilingüismo y de la existencia en su territorio de pueblos que aspiran a una identidad propia y distinta de la que se les quiere adjudicar por decreto o por "derecho de conquista". 

Queremos dejar claro nuestro respeto inequívoco tanto hacia la opción independentista, como hacia todas las opiniones que se expresen en libertad y de manera pacífica; así como, nuestra defensa del derecho de los pueblos a decidir su futuro.

Nuestro modelo de estado es el de una República Federal, creemos que la Republica representa la democracia y, como tal, es la única opción capaz de proporcionar a la ciudadanía, la cultura, la honradez y la responsabilidad, palancas incuestionables, para alcanzar la libertad, la igualdad y la fraternidad entre todos los ciudadanos; por lo que no seremos nosotros  los que neguemos al pueblo su derecho a elegir libremente su futuro.  Nadie, ni en este país ni en ningún otro, se puede erigir en portador supremo de la verdad democrática, ya que el único poder soberano reside en el pueblo. Y este es el caso del pueblo catalán, ese es su DERECHO (con mayúsculas).

Somos federalistas, porque la soberanía, que reside en el pueblo, la recibe el Estado por delegación de las Comunidades, teniendo estas el derecho de autogobierno en todas las materias que les haya delegado el Estado. El cual, debe articular la solidaridad entre las mismas. Porque el Estado Federal, encarna el proyecto común de todos los pueblos que conforman España.

Y dado que nada está definitivamente escrito, y los acontecimientos mundiales empujan en dirección de entidades descentralizadas y federalistas, incluso en estados unitarios, es hora de pensar y actuar en la construcción de un pacto federal.
 
¡Viva la República!

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